Cuando
una pareja decide convivir o casarse, se produce un cambio en la relación con
los amigos. Sin embargo, esta variación no es equitativa para ambos sexos. A
menudo los hombres mantienen un vínculo fluido con sus pares y les dedican uno
o dos días a la semana, ya sea para hacer deporte, ir a un bar o simplemente
pasar el rato. Las mujeres por otro lado, tienden a enfocarse en el matrimonio
y en las actividades sociales en pareja y paulatinamente, van alejándose de sus
amigas. Ello por supuesto es un error porque pierden un espacio social
importante, de soporte emocional, afecto y confianza. Dada esta situación
posiblemente las mujeres vean a los amigos de él como intrusos, especialmente
cuando estos siguen apareciendo en la casa de la pareja a toda hora y sin
avisar como cuando eran solteros. Si bien esto puede ocurrir en ambos lados,
las convenciones sociales influyen en que sean más los amigos de él quienes lo
hagan y además lo fastidien con el estereotipado discurso del “saco largo” para
convencerlo de alguna actividad, lo que disgusta a las mujeres. La solución más
democrática es que la pareja establezca acuerdos y límites, sin olvidar que
ambos deben dedicar un tiempo a sus amistades por igual.
Adhara
Ampuero Sala
Psicóloga
Clínica – Psicoterapeuta
C.Ps.
P. 8482
Cel. 997 363 962
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